Insólito viaje a Boadilla del Monte el viernes por a noche con Gabriela solo para comprobar que estoy viejo. Definitivamente no me interesan más los festivales de música, ni aunque sea el Summercase y tenga uno de los carteles más rutilantes de la temporada madrileña, seca y caliente como un horno de microondas. Cuatro escenarios con música en simultáneo serán mucho escenario y muy simultáneos, pero no música.
Encontrar el camino, el parking, la caminata, la cola que tarda justo lo que dura la actuación de The Divine Comedy, una de los dos nombres que me habían decidido a ir. Suerte que sí vimos a Rufus Wainwright. El show fue corto pero intenso, y pese al ruido que venía de los escenarios circundantes, bastó para demostrar que aún sin banda Rufus tiene una voz increíble, un repertorio demoledor y una gran presencia escénica. También sirvió para que conociéramos a Lucy Wainwright, una de sus tres hermanas, quien puso coros a varios temas. Los Wainwright McGarrigle parecen una dinastía musical inagotable.