Valentina me contó que en su clase (5º de primaria) la maestra suele poner música "relajada" para calmar a las bestias cuando vuelven del recreo. "Musica relajada" es casi siempre música clásica. No entiendo la asociación; casi toda la música clásica que conozco es bastante dramática y nunca se me ocurriría proponerla como ambientación para el relax. Anyway, hace unos días la maestra no encontraba los discos habituales y puso, de emergencia, el Dedicado a Antonio Machado, poeta de Joan Manuel Serrat, empezando por "Las moscas".
¿Cómo reaccionan un montón de galleguitos macerados en el Disney Channel ante una grabación de hace casi más de 40 años? Según Valen, al principio de la canción se rieron, en especial los varones. Pero con el correr de los compases las risas se apagaron y al final, en palabras de Valentina, "todos se dieron cuenta de que era bueno y se callaron".
Dispuesto a terminar el trabajo iniciado por la maestra, me surgió el pequeño Dewey Finn que llevo dentro y me puse a buscar en YouTube algún concierto de Serrat en el cual cantara esa canción. Mis chacas son más receptivas a la música que no conocen si va acompañada de imágenes.
Lo que encontre superó todas mis expectativas. Es un concierto de Serrat en la televisión chilena, en 1969, en impecable blanco y negro y acompañado por Ricardo Miralles y una orquesta completa en directo. OMG. Ningún tiempo pasado fue mejor, y en aquellos tiempos ya se conocían inventos como el playback y el lip-sync, pero Serrat no era de esos. Oh tiempos sin Autotune ni sintetizadores. Sonido puro, forma pura. Ni la pobre sonoridad de YT puede dismularlo. Y un artista en la cima de sus facultades expresivas, sorprendido arriba del escenario en el exacto momento de su carrera en el cual estaba escribiendo lo mejor de su repertorio. Cantando en la pequeña Santiago con la entrega y el despligue que algunos no muestran ni en el Madison Square Garden.
Hay varias canciones de ese concierto disponibles en YT. Lo curioso es que se han subido hace apenas un par de meses y tienen una cantidad sorprendentemente baja de reproducciones, poco más de 200 por pieza.