El sábado por la noche fuimos con Gabriela de Madrid a Barcelona para ver a Vampire Weekend en la sala Penélope. Al día siguiente tocaban en el Circo Price en Madrid, pero nos pusimos muy tarde a buscar entradas y en el Price ya no quedaban buenas ubicaciones, así que decidimos apostar por conseguir un sitio mejor en el llano sin butacas de la Penélope y, de paso, darnos un paseíto por la Ciudad Condal. La banda me gusta mucho y el show también. No pensaba postear nada, pero a la vista de las tristes crónicas que he visto publicadas en los medios digitales locales, voy a volcar aunque sea algunos datos y opiniones sueltos para que los fans y entendidos (esos a los que nos les basta con que un periodista que no conoce el grupo les diga cosas como "Al compás de White Sky, los Vampire Weekend hicieron vibrar la noche madrileña") puedan hacerse una idea de lo que se vio y oyó.
Lleno total. No sé cuál es el aforo de Penélope, imagino que algo por encima de las mil personas.
El show empezó con apenas 10 minutos de retraso y duró solo 75 minutos, a una velocidad media de menos de cuatro minutos por canción. A juzgar por lo que leí de las crónicas de Madrid, el público fue más puntual en Barcelona que en Madrid, donde el concierto empezó cuando todavía la mitad del público estaba entrando.
Al sonidista se le fue la mano con el volumen de los teclados. Durante un rato está bien, porque se trata de una banda que trabaja mucho las líneas melódicas de cada instrumento, así que no está mal escuchar en detalle lo que hace el piano, pero al final pierde la gracia.
Tocaron 19 canciones de las 25 que tienen grabadas a día de hoy (11 en el primer álbum + 2 bonus tracks de la edición japonesa y 10 del segundo + 2 bonus tracks para iTunes). El reparto de la track list entre los dos álbumes fue bastante salomónico: diez temas del primer álbum (incluyendo el Japanese Bonus Track "Boston/Ladies of Cambridge") y nueve del segundo, el flamante Contra. Del primero se quedó fuera el reggae "The Kids Don't Stand a Chance" (lo que me apenó mucho, ya que es una de mis favoritas) y del segundo, "I Think Ur a Contra". No sé si fue intencional, pero se trata en ambos casos del tema de cierre de cada disco. Los bises fueron "Horchata" y "Walcott"
La banda hace un trabajo bastante bueno de soportar las canciones en directo con su formación básica de cuarteto sin perder mucho del sonido original y sin abusar de bases grabadas (que sin embargo se notaron bastante en la canción de apertura, White Sky, single de su último álbum). De todos modos, las tareas simultáneas de cantar, liderar el escenario y llevar el peso de una guitarra que está mitad de camino entre primera y segunda fueron por momentos demasiada carga para Ezra Koenig, sobre todo en las primeras canciones, cuando estaba demasiado frío, y las últimas, cuando estaba demasiado cansado. Su forma virtuosa pero prolija de tocar la guitarra con mínimos efectos (el modelo es una Epiphone Sheraton II, según Fretboard) me hizo recordar mucho a David Byrne en su período del álbum solista homónimo, el de 1994.
Koenig pone entusiasmo, carisma y cuerpo a las canciones, pero sin perder la prolijidad y mesura que caracteriza a esta banda en el estudio. Por el esfuerzo al que la somete, se nota que su garganta es joven y sana. El ritmo de ejecución del concierto es tan implacable, casi sin pausas ni palabras salvo para unas medidas interacciones con el público que al final yo, que no soy amigo de la demagogia escénica, terminé echando en falta un poquito de desorden. Si Koenig recuerda al Byrne de 1994, quizás lo que le falta es recordar un poco al de 1984, el de Stop Making Sense. En su descargo, digamos que en 1984 Byrne tenía 32 años y que Koenig hoy tiene apenas 25.
De todos modos, la banda está muy bien, las canciones son geniales y el show también. Los VW son como un coche en ablande, solo les falta un poco de rodamiento. Este miniconcierto acústico que grabaron para la Blogotheque en Paris puede ser un adelanto del VW más suelto y distendido que podría esperarnos.