Remixes de los Stones
¿Para qué sirven los remixes? Si uno se deja llevar por el pobre trabajo que Fatboy Slim, Full Phat y Neptunes hicieron con Simpathy for the Devil, debería decir: para nada. Pero la verdad es que la técnica del remix es una de las más interesantes. Heredera del popular formato clásico de la variación (la primera composición de Beethoven de la que hay registro es una serie de nueve remixes sobre una marcha de Dressler) ha desplazado su foco de la alteración melódica o armónica a la manipulación de los timbres, que no es otra cosa que el camino que ha seguida la música occidental en el siglo XX.
El problema, creo, reside en que en este caso los remezcladores se han metido con un standard estructurado alrededor de un beat -apropiadamente- endemoniado. Es como una bomba: desarmarlo es exponerse a volar la identidad de la canción. Solo Neptunes se atreve a algo más hacia el final de su trabajo, con agregados orquestales y acústicos que sin modificar la línea melódica que sigue la voz de Jagger ni el ritmo, cambian por completo la impresión emocional de la canción, haciéndola menos fiestera y más ambigua y melancólica. Pero lo hace de manera muy irregular. Es curioso que un formato con siglos de historia hoy luzca tan poco desarrollado.
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