lunes, octubre 13, 2003

FRANK BLACK AND THE CATHOLICS: SHOW ME YOUR TEARS

Después de nueve discos solistas, Frank Black se merece que hablemos de él sin nombrar, por una vez, a la mágica banda que formó a finales de los años 80.

Hace un par de años ya que Black luce liberado del fantasma de su leyenda grupal, que lo ha perseguido por más de 10 años. Lo bueno es que esta liberación encuentra al músico todavía fresco, con energía melódica aún por extraer de su filón. La primera prueba fue Dog in the Sand. Como el ex convicto de algún film clase B, que busca su segunda oportunidad en silencio pero no puede evitar su pasado, Frank ha elegido instalarse en un barrio tranquilo para reconstruir su vida: el rock de guitarras más clásico, con excursiones de country y rythm & blues. Pero sin abandonar del todo los acordes de guitarra descentrados y las inflexiones vocales exageradas con las que alteró la historia de la música popular estadounidense.

Con su imagen de ex payaso post-punk goza, además, de la ventaja de que nunca se sepa si habla en serio. Esto le ha permitido asumir posturas estéticas desconcertantes para un ex subersivo del rock, como copiar descaradamente a Lou Reed o al Mick Jagger de la epoca de Exile on Main Street. (De hecho, las referencias desvergonzadas son innumerables: Creedence, Neil Young, Tom Petty, Tom Waits, Nick Cave, Leonard Cohen...) Pero en su último disco ha decidido revelarnos que, pese a los trucos y los chistes, es hora de tomarse en serio lo que dice.

Canciones sencillas pero ambiciosas; una banda de rock tradicional con arreglos no del todo tradicionales; falsettos engañosos para vocear una poesía que ya no bromea. Nada de surfers, marcianos; en el vals final, el brillante Manitoba, proclama: "He visto la cara de Dios / y no tengo miedo". El título del disco, como el disco en sí, tampoco es irónico: muéstrame tus lágrimas, pide Frank. A cambio ofrece un puñado de canciones en el cual muestra las suyas y trata, además, de probar que son auténticas.

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