Después de innumerables amagos, esta noche sale al aire la última emisión de Mal Elemento, el programa que durante años hicieron Ale Lingenti y Hernán Ferreirós en la FM Rock and Pop de Buenos Aires.
Además de las incuestionables razones musicales, Mal Elemento es muy especial para mí porque Ale ocupa hace 20 años en mi lista la categoría unipersonal de "mejor amigo" y es el padrino de mi hija mayor, Valentina. Solo así se explica que Valen haya podido presentarse hace un par de meses en el estudio de la Rasca n' Pop a decir con todo el morro -en la hora sacra de la música alternativa- que a ella le gusta Floricienta y además despacharse a cappella con un tema de High School Musical.
Mucho de esta amistad se horneó entre 1992 y 1996, cuando hicimos juntos Mal de Ojo, un programa de música y variedades por FM Palermo. Me gusta pensar (y entiendo que Ale también) que, por nombre y estilo, Mal de Ojo fue un antepasado cándido de Mal Elemento. (Fotos para nostálgicos.)
En los comments de Malelemento.com he visto que mucha gente se lamenta de la salida de la Rock and Pop porque viven en el interior argentino e intuyen que será difícil que, de seguir, el programa lo haga en una radio que pueda ser sintonizada más allá del Gran Buenos Aires.
A esa gente, comentarle que hace tiempo habíamos hablado con Ale y Hernán de grabar los programas para colgarlos en mp3. Es algo que hago hace algún tiempo dado que, debido a la diferencia horaria con Madrid, es la única manera en que puedo estar seguro de poder escuchar siempre el programa.
Montar el sistema completo -conseguir un software que capture streams de audio y pueda ser programado por fecha, convertirlos a mp3 para que el archivo no pese una burrada pero se escuche aceptablemente, encontrar un servidor donde me dejaran colgarlo, etc.- me llevó demasiado tiempo, y ahora que estoy listo el programa no sigue. De todos modos, tengo la últimas dos o tres emisiones (ver links abajo), obviamente grabaré y colgaré la de esta noche y, si los chicos encuentran dónde seguir, haré lo mismo con las que vengan (siempre que la radio que los acoja emita su audio por internet).
A Ale y Hernán (y compañía: Pablo, Fabián) no hace falta desearles nada, porque trabajan mucho y tienen -y tendrán- otros espacios.
sábado, marzo 31, 2007
lunes, marzo 26, 2007
Verita en su primer concierto
Concierto de Conchita (y bueno), FNAC Plaza Norte, Madrid, entrada libre, a los 15 minutos de iniciado el show:
Vera (4 años): Mamá, ¿cuándo vamos al concierto de Conchita?
Gabriela: Pero hija, ¡estamos en el concierto!
V: Entonces, esta que está cantando, ¿quién es?
G: ¡Es Conchita!
V: ¡No, mamá! Conchita lleva siempre un vestido rojo con brillantes. Lo he visto en la tele.
Vera (4 años): Mamá, ¿cuándo vamos al concierto de Conchita?
Gabriela: Pero hija, ¡estamos en el concierto!
V: Entonces, esta que está cantando, ¿quién es?
G: ¡Es Conchita!
V: ¡No, mamá! Conchita lleva siempre un vestido rojo con brillantes. Lo he visto en la tele.
domingo, marzo 25, 2007
Marianne Faithfull (23 de marzo, Círculo de Bellas Artes de Madrid)
Sin ser una estrella mayor del universo musical, Marianne Faithfull tiene todo para ganar cada vez que sube a un escenario: en especial, esa actitud de "confieso que he vivido" que se le nota en la voz, en cada arruga, en cada kilo de más, en cada sonrisa pícara de sobreviviente, en su estampa integral de reina de los vagabundos. Con ese pasaporte en una mano y un puñado de buenas canciones con firmas famosas en la otra no le resultó difícil imponerse el viernes último por la noche en el Círculo de Bellas Artes de Madrid.
La presencia de Faithfull es un atractivo desarreglo de contradicciones. Entrada en años y en kilos, pero con la confianza de haber conocido la belleza y haberla perdido provechosamente. Pronuncia palabrotas con delectación de aristócrata. "Sorry, but I've got this fucking cold tonight", se disculpó cuando desde el primer compás se notó que la tos casi no le dejaba faenar las canciones. Mientras canta mueve las manos en alto, con suavidad, y pide un té que bebe delicadamente entre tema y tema. Pero toma agua del pico como un maratonista y se mancha la blusa cada vez que empina la botella.
Dos cosas la blindan. La primera es la voz. El instrumento en el cual todas las contradicciones de Faithfull se reconcilian: gastada pero intensa, dramática pero reposada, elegante y directa a la vez. Sobre todo, una voz reconocible a kilómetros, en un mundo donde las pocas mujeres que logran hacerse un sitio en el rock parecen condenadas a cantar igual.
El segundo blindaje es su repertorio. Marianne es amiga de los grandes. Tiene las mangas repletas de ases, y los va dejando caer con cara de póquer. "Esta canción la hice con mi amigo Nick Cave", anuncia antes de Crazy Love. "Esta otra pertenece a Miss Polly Jean Harvey" (No Child of mine). Retrocede cuatro décadas para cantar As Tears Go By, su primer éxito y, según la leyenda, tambén la primera canción firmada por el dúo de Mick Jagger y Keith Richards. Cita también a Roger Waters, y podría seguir por horas, porque ha trabajado con Beck, Billy Corgan, Damon Albarn, Daniel Lanois... El cierre es con una canción de Harry Nilsson, "Don't Forget Me", que Faithfull incluyó en 20th Century Blues, su curioso álbum sobre la música alemana de entreguerras.
Se acompaña de un eficiente trío multitarea, pero en la segunda mitad del concierto se nota que el guitarrista es nuevo y no ha terminado de aprenderse todas las canciones. No hay problema, porque Marianne tiene un as escondido por cada solo que su empleado no se sabe, y los va echando uno a uno sobre el escenario.
La presencia de Faithfull es un atractivo desarreglo de contradicciones. Entrada en años y en kilos, pero con la confianza de haber conocido la belleza y haberla perdido provechosamente. Pronuncia palabrotas con delectación de aristócrata. "Sorry, but I've got this fucking cold tonight", se disculpó cuando desde el primer compás se notó que la tos casi no le dejaba faenar las canciones. Mientras canta mueve las manos en alto, con suavidad, y pide un té que bebe delicadamente entre tema y tema. Pero toma agua del pico como un maratonista y se mancha la blusa cada vez que empina la botella.
Dos cosas la blindan. La primera es la voz. El instrumento en el cual todas las contradicciones de Faithfull se reconcilian: gastada pero intensa, dramática pero reposada, elegante y directa a la vez. Sobre todo, una voz reconocible a kilómetros, en un mundo donde las pocas mujeres que logran hacerse un sitio en el rock parecen condenadas a cantar igual.
El segundo blindaje es su repertorio. Marianne es amiga de los grandes. Tiene las mangas repletas de ases, y los va dejando caer con cara de póquer. "Esta canción la hice con mi amigo Nick Cave", anuncia antes de Crazy Love. "Esta otra pertenece a Miss Polly Jean Harvey" (No Child of mine). Retrocede cuatro décadas para cantar As Tears Go By, su primer éxito y, según la leyenda, tambén la primera canción firmada por el dúo de Mick Jagger y Keith Richards. Cita también a Roger Waters, y podría seguir por horas, porque ha trabajado con Beck, Billy Corgan, Damon Albarn, Daniel Lanois... El cierre es con una canción de Harry Nilsson, "Don't Forget Me", que Faithfull incluyó en 20th Century Blues, su curioso álbum sobre la música alemana de entreguerras.
Se acompaña de un eficiente trío multitarea, pero en la segunda mitad del concierto se nota que el guitarrista es nuevo y no ha terminado de aprenderse todas las canciones. No hay problema, porque Marianne tiene un as escondido por cada solo que su empleado no se sabe, y los va echando uno a uno sobre el escenario.
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