domingo, marzo 25, 2007

Marianne Faithfull (23 de marzo, Círculo de Bellas Artes de Madrid)

Sin ser una estrella mayor del universo musical, Marianne Faithfull tiene todo para ganar cada vez que sube a un escenario: en especial, esa actitud de "confieso que he vivido" que se le nota en la voz, en cada arruga, en cada kilo de más, en cada sonrisa pícara de sobreviviente, en su estampa integral de reina de los vagabundos. Con ese pasaporte en una mano y un puñado de buenas canciones con firmas famosas en la otra no le resultó difícil imponerse el viernes último por la noche en el Círculo de Bellas Artes de Madrid.

La presencia de Faithfull es un atractivo desarreglo de contradicciones. Entrada en años y en kilos, pero con la confianza de haber conocido la belleza y haberla perdido provechosamente. Pronuncia palabrotas con delectación de aristócrata. "Sorry, but I've got this fucking cold tonight", se disculpó cuando desde el primer compás se notó que la tos casi no le dejaba faenar las canciones. Mientras canta mueve las manos en alto, con suavidad, y pide un té que bebe delicadamente entre tema y tema. Pero toma agua del pico como un maratonista y se mancha la blusa cada vez que empina la botella.

Dos cosas la blindan. La primera es la voz. El instrumento en el cual todas las contradicciones de Faithfull se reconcilian: gastada pero intensa, dramática pero reposada, elegante y directa a la vez. Sobre todo, una voz reconocible a kilómetros, en un mundo donde las pocas mujeres que logran hacerse un sitio en el rock parecen condenadas a cantar igual.

El segundo blindaje es su repertorio. Marianne es amiga de los grandes. Tiene las mangas repletas de ases, y los va dejando caer con cara de póquer. "Esta canción la hice con mi amigo Nick Cave", anuncia antes de Crazy Love. "Esta otra pertenece a Miss Polly Jean Harvey" (No Child of mine). Retrocede cuatro décadas para cantar As Tears Go By, su primer éxito y, según la leyenda, tambén la primera canción firmada por el dúo de Mick Jagger y Keith Richards. Cita también a Roger Waters, y podría seguir por horas, porque ha trabajado con Beck, Billy Corgan, Damon Albarn, Daniel Lanois... El cierre es con una canción de Harry Nilsson, "Don't Forget Me", que Faithfull incluyó en 20th Century Blues, su curioso álbum sobre la música alemana de entreguerras.

Se acompaña de un eficiente trío multitarea, pero en la segunda mitad del concierto se nota que el guitarrista es nuevo y no ha terminado de aprenderse todas las canciones. No hay problema, porque Marianne tiene un as escondido por cada solo que su empleado no se sabe, y los va echando uno a uno sobre el escenario.

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